Con el tiempo, esos significados cambiaron y hoy el mate es considerado sinónimo de alivio, de amistad, de compañía. Los secretos solo los conoce el cebador y se los guarda para el momento de prepararlo: Mate de calabaza, bien curado, es decir cambiando la yerba vieja todos los días, durante una semana. Bombilla de plata.
Yerba de buena molienda y mejor secado.
Agua a punto, nunca hervida.
Tiempo, familia y amigos para compartirlo.
Se llena la pava y se la coloca al fuego, mientras, se carga la yerba en el mate, se lo sacude, tapándole la boca y volcándolo hacia abajo, para quitar el exceso de polvo. Se dispone la yerba cargándola hacia un costado del mate, en el hueco formado se va echando agua tibia, chorros cortos, para ir mojando la yerba sin que se queme. Una vez que el agua está a punto, se echa un chorro más y cuando la yerba lo absorba, se coloca la bombilla en ese lugar preciso. Retire la pava del fuego y comparta nomás…Si puede acompáñelo de unos buenos chipacitos correntinos, torta frita u asada y pastelitos de queso criollo, no encontrará mejores acompañantes.
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